¿Alguna vez te pusiste a pensar sobre las pequeñas cosas que te hacen feliz y te conectan con el presente? Cosas sencillas, que muchas veces pasan desapercibidas en el día a día.
Cuando tu día a día está marcado por la exigencia continua (sobre todo, por la auto-exigencia), la búsqueda incansable de metas profesionales y el deseo de superación, hacer una pausa y reflexionar puede darte un respiro para conectar con vos mismo, conectar con tu interior y tus sentimientos. Al centrarte en el momento presente, tus prioridades se vuelven más claras: recordás que tu valor no depende únicamente de lo que logres en el trabajo o de cómo sos visto por los demás, sino de cómo te tratas a vos mismo.
Conectar con el presente es aprender a sentir el suelo bajo tus pies mientras el mundo gira a toda velocidad a tu alrededor. Cuando te permitís habitar el aquí y ahora, en lugar de dejarte llevar por las preocupaciones futuras o las culpas del pasado, empezás a notar esas pequeñas cosas que dan sentido a tu vida. Esto no solo reduce la ansiedad, sino que te ayuda a seguir tu ritmo propio, devolviéndote la capacidad de disfrutar lo que tenés enfrente sin sentirte atrapado en la carrera constante hacia un ideal inalcanzable. Lo que falta no es lo único que vale: el amor propio también es dedicarnos un pequeño tiempo para disfrutar y agradecer sin juzgarnos.
Prepararte un café antes de ponerte a trabajar. Leer para aprender más y despertar nuestra mente. Improvisar con la guitarra o mirar una serie que nos gusta para desconectar y relajarnos después de un largo día de trabajo. Estas son algunos pequeños momentos que me ayudan a volver al aquí y ahora. Y a vos, qué actividades del día a día te ayudan a encontrarte con vos misma/o?
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